El año 2008 empezó con la noticia de que Colombia podría convertirse en el nuevo gran exportador de oro debido al hallazgo de 13 millones de onzas del metal precioso en Cajamarca, Tolima, según cifras de Anglo Gold Ashanti (AGA), la compañía minera sudafricana que haría la explotación. Un panorama alentador se vislumbró para el país y el brillo del oro se pudo ver hasta en el rostro del propio presidente Uribe, que anunció la buena nueva con bombos y platillos. No obstante, casi 20 meses después del anuncio, el proyecto está sumido en la incertidumbre. Cortolima y el Ministerio de Ambiente suspendieron la exploración (que se inició en enero del 2007) debido a que las perforaciones y trabajos se estaban haciendo en zona de reserva forestal. Algo que, pese a la envergadura del yacimiento, no resulta extraño. Al menos una decena de títulos mineros en santuarios de fauna y flora o zonas de reserva en todo el país han sido otorgados por el Ingeominas. Y lo que es peor, lo mismo ha ocurrido con autoridades ambientales, que han concedido en esas mismas zonas las llamadas guías de exploración. Y si bien es cierto que para muchos ambientalistas la parálisis de la exploración en Cajamarca es una buena noticia, puede no serlo tanto si se tiene en cuenta que la mayoría de esas tierras ya han sido convertidas por campesinos y terratenientes en potreros para siembra y ganado. Lo que debería preocupar es la forma en que se adelantaría una eventual exploración. El oro está tan profundo que casi tendrían que quitarle una montaña a la Cordillera Central y ‘moler’ la roca y echar cianuro, una amenaza mortal para la cuenca, y por ende, para el agua de unos nueve municipios aledaños. Se sabe que la mina será a cielo abierto y la Procuraduría Ambiental ha advertido que el sedimento generado y la pérdida de la capa vegetal son otras amenazas. Además, cuenta la preocupación de si el agua alcanzará para la mina y para las actividades agropecuarias cercanas, de las que viven unas dos mil 400 familias. Para la Procuraduría, los impactos de la explotación serán tan devastadores, que "debería negarse la exploración". A eso se suma la renuncia del ministro de Ambiente, Juan Lozano, que pese a la vehemencia con la que defendió los recursos naturales por encima de la extracción del oro, dejó el cargo sin definir si decretaba o no la sustracción de la reserva forestal. Decretarla es lo que le permitiría a AGA reanudar los trabajos. Al momento de la suspensión, AngloGold ya había hecho la prospección geológica de la zona, tomando muestras del suelo y del agua, y llevaba casi un año de exploración, haciendo un total de 74 perforaciones. Para Gloria Lucía Álvarez, ex directora de CAR y asesora ambiental de AGA, la empresa tenía perfectamente claro que estaba operando dentro de una reserva forestal. "Pero es que, en este caso específico, el Ministerio ya se había pronunciado. Había dicho que la etapa de exploración era compatible con la reserva y que no había que hacer sustracciones. Cambiaron los conceptos y cambiaron la interpretación de la norma. Hay muchos proyectos mineros dentro de los límites (de reservas forestales) sin sustracción. ¿Por qué? Porque las autoridades no lo exigían. Porque no sabían. Y si no lo sabían las autoridades", menos lo sabían los mineros", recalca la consultora. Y mientras la exploración está en pausa, el debate no. Ya se abrió la caja de Pandora y las comunidades locales, el sector ambiental y las bolsas internacionales están esperando respuestas. ¿Se podrá concluir la exploración? ¿Cómo va a diseñarse la explotación? ¿Cómo se van a compensar los impactos ambientales que ella genere? ¿Cómo asegurar que el resultado del proceso no sea un socavón que agote ríos y quebradas y acumule frustraciones de los habitantes de la región? El pasado 20 de febrero se hizo una audiencia pública sobre el tema en Cajamarca. Allí la compañía y otras voces pusieron sus cartas sobre la mesa, aunque no todos los grupos vieron la audiencia como un buen mecanismo de discusión. "Aquí no se tienen que convocar audiencias... Eso lo único que logra es poner a pelear a la comunidad de Cajamarca, cuando esta es una decisión que debe tomar el ministro de Ambiente", comentó Evelio Campos, de la ONG Eco tierra. Ya el ex procurador Edgardo Maya había pedido públicamente que se negara la solicitud, con el argumento de que la zona es esencial para la conservación del recurso hídrico y de la biodiversidad. El ministro de Ambiente encargado, Miguel Peñaloza, parece más flexible hacia el sí. En su primera semana como ministro (e), mandó a revisar el caso, prohibió a su viceministra Claudia Mora comentar el tema con los periodistas y se reunió con AGA. No debería sorprender que Peñaloza dé luz verde a la exploración, debido a su experiencia en temas de crecimiento económico, como alto consejero para para la competitividad. Además está la postura del ministro de Minas, Hernán Martínez Torres, que como es de esperarse criticó la decisión de Lozano de frenar la exploración."(El Ministro) hizo una interpretación demasiado rigurosa. Para hacer exploración no se necesita licencia ambiental", dijo en su momento. "A la vuelta de cinco años Colombia debería ser un exportador importante de oro", agregó. Si se diera permiso para terminar la exploración, la compañía tendría aún que obtener la licencia ambiental que le permita la explotación de la mina. Faltan estudios técnicos, económicos y socio ambientales de pre factibilidad y factibilidad. Además, un estudio de impacto ambiental, una evaluación de impactos del proyecto y un Plan de Manejo Ambiental (PMA), en el que se deben especificar las compensaciones. Después del frenazo en La Colosa, lo seguro es que la compañía esté lista para disputar como le toque para asegurar su futuro en Colombia. Falta ver si las comunidades y el sector ambiental defienden sus posiciones con la misma fuerza. La empresa siente una doble injusticia" EI hombre que tiene a su cargo el mayor hallazgo aurífero en América Latina desde los años 80 nunca había trabajado en minería antes. Él es Rafael Herz, ahora presidente de AngloGold Ashanti en Colombia, y habla con impaciencia sobre la decisión del ex ministro Juan Lozano de frenar la exploración. “AngloGold inicia su programa de exploración en 2003, en un momento en que otras empresas no estaban dispuestas a apostarle a Colombia por temas de seguridad. La empresa siente una doble injusticia. Es pionera en el tema de exploración en el país e invierte recursos importantes; unos 140 millones de dólares”, dice. Esa afirmación, sin embargo, es para muchos en el mundo de los negocios una manipulación, pues no hay recursos de inversión en los mercados internacionales que no busquen rentabilidad con riesgos inherentes. De hecho, antes del 2003, existían inversiones extranjeras que superaban dicho monto. La voz de Herz está libre de la rabia con la que en cambio sí habla su homólogo de la empresa minera Olami Colombia, que calificó de “caprichosa” la decisión del Minambiente. “Existe una inestabilidad jurídica y las empresas extranjeras se han dado cuenta de que este país no es serio y no cumple”, dijo. El tono de Herz en cambio es tranquilo. Se limita a enunciar sus objeciones a la reforma tramitada al Código Minero, que aumentaría la factibilidad de que las autoridades declaren la zona protegida. Con respecto a La Colosa, repite que AGA está apostándole a Colombia a largo plazo, que cumplirá con los trámites legales, que tiene el mejor equipo en el país en asuntos socio ambientales y que comprará bonos permanentes por varias veces lo que podrían valer los daños de la mina. A juzgar por la ocupada agenda de Herz, AGA no espera nada distinto a una luz verde. La frustración del presidente de la compañía es que mientras que la explotación no arranque, la compañía no tiene cómo mejorar su reputación: “Cuando tú no estás allí, es difícil que alguien te crea”, dice. La estrategia pública de Herz es enfocarse en la etapa - actual buscar la sustracción de la reserva forestal para terminar la fase de exploración- y evitar las preguntas sobre lo que seguirá.- ¿Qué puede decir el presidente sobre los efectos ambientales de la mina en fase de explotación? “Muy poco, porque lo que se está adelantando es precisamente un estudio que permite eso. En este momento, yo mismo hago esas preguntas internamente y me dan 17 alternativas, que es lo mismo que decir que no tenemos idea de cómo lo vamos a hacer”.
POR : Zapata Calva , katy .